Iván Cabrera
04/12/2024
El futuro de las pensiones y el ahorro en España es un tema crítico, especialmente para la generación millennial, según el último informe del FMI. Este señala la fragilidad económica del país, evidenciada por una debilidad persistente en la inversión privada y un consumo contenido, ambos esenciales para un crecimiento sostenido. Aunque los fondos Next Generation deberían haber impulsado la economía, su implementación en España enfrenta importantes retrasos históricos, afectando su efecto multiplicador y la capacidad de estimular el crecimiento.
El FMI destaca tres problemas estructurales: la temporalidad en el empleo, el envejecimiento poblacional y el elevado endeudamiento público. Sugiere reformas profundas, como extender el periodo de cálculo de las pensiones, ajustar la edad de jubilación y fomentar la participación laboral mediante incentivos fiscales. Estas propuestas buscan garantizar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones en un contexto de creciente gasto social.
Por otro lado, España enfrenta una baja tasa de ahorro, con cifras alarmantemente inferiores al promedio europeo. Esto se debe al desempleo, un elevado endeudamiento familiar y una dependencia creciente de los subsidios. La cultura del gasto inmediato, sumada a ingresos inestables y una estructura económica basada en sectores de bajo valor añadido, limita las posibilidades de ahorro e inversión.
La generación millennial sufre especialmente las consecuencias de este modelo. Salarios estancados, un mercado laboral precario y un acceso tardío al mercado de la vivienda les dificultan acumular patrimonio. Comparados con generaciones previas, los millennials enfrentan una riqueza neta significativamente menor, lo que agrava la desigualdad intergeneracional y amenaza con perpetuar un ciclo de empobrecimiento.
El FMI advierte también sobre el reducido "espacio fiscal" del país, lo que limita la capacidad del gobierno para aplicar políticas sin aumentar el riesgo de insostenibilidad de la deuda. Esto pone en riesgo no solo las pensiones sino la estabilidad económica a largo plazo.
Para superar estos desafíos, es crucial diversificar la economía hacia sectores como tecnología e industria, que generen empleos mejor remunerados y más estables. Asimismo, es necesario un cambio estructural que promueva la innovación y mejore la productividad. Sin embargo, esto exige políticas claras y sostenibles que hoy brillan por su ausencia.
En este contexto, el informe llama a fortalecer el papel de instituciones como la AIReF para supervisar la eficacia de las políticas fiscales y aumentar su credibilidad. Sin reformas estructurales ni una estrategia sólida, el futuro económico del país y su sistema de pensiones están en riesgo.
Finalmente, la responsabilidad recae también en cada individuo. Ante un entorno de escasa previsión gubernamental y problemas estructurales, buscar alternativas privadas para el ahorro, formarse y planificar el futuro se vuelve imprescindible. Sin un modelo económico eficiente y modernizado, España seguirá atrapada en un ciclo de dependencia, limitando las oportunidades para las generaciones futuras.
