Iván Cabrera
10/12/2024
La deuda puede ser una herramienta de doble filo: puede ser clave para alcanzar el éxito financiero, pero también tiene el potencial de provocar ruina rápidamente. Las personas adineradas utilizan la deuda de manera estratégica para incrementar sus ingresos y cumplir sus objetivos.
El uso estratégico de la deuda no es un concepto nuevo. A mediados del siglo XIX, John D. Rockefeller inició un pequeño negocio agrícola con $1,000 que pidió prestados a su padre. A pesar de venir de una familia humilde, Rockefeller aprendió sobre finanzas trabajando como asistente contable. Su innovación en el uso de gasolina en lugar de carbón para la extracción de petróleo, y su capacidad para negociar préstamos en mejores términos, le permitió adquirir competidores y consolidar un monopolio en el mercado petrolero. A los 31 años, había amasado una fortuna y lideraba una empresa que refinaba el 90% del petróleo de Estados Unidos. Rockefeller usaba la deuda para expandirse, siempre asegurándose de pagar a tiempo.
En 2012, Mark Zuckerberg obtuvo una hipoteca con una tasa de interés del 1.5%, notablemente inferior al promedio del mercado, gracias a su elevado patrimonio. En lugar de usar su capital, Zuckerberg prefirió invertir su dinero en activos con retornos más altos, aprovechando el bajo costo de la deuda. Además, estructuró el pago de su casa a 30 años, permitiendo que la inflación redujera el valor real de los pagos mientras su capital continuaba generando ganancias.
Cuando Elon Musk decidió comprar Twitter, utilizó un préstamo respaldado por los activos de la misma empresa, en lugar de comprometer su patrimonio personal, a pesar de ser una de las personas más ricas del mundo. Este enfoque, conocido como adquisición apalancada (LBO), le permitió limitar su riesgo al capital invertido en Twitter. Si la empresa no logra generar las ganancias esperadas, los prestamistas pueden recuperar su dinero vendiendo los activos de Twitter, pero no pueden tocar los bienes personales de Musk ni sus acciones en Tesla.
Los ricos suelen mantener su patrimonio en activos que no venden fácilmente, como bienes raíces, y generan efectivo pidiendo préstamos. En 2023, Mukesh Ambani, un magnate indio, pidió un préstamo histórico de $5,500 millones para desarrollar la red 5G en India, en lugar de liquidar sus propiedades o activos. Este enfoque le permite mantener su legado para futuras generaciones y aprovechar oportunidades de negocio que impulsarán la economía del país.
Los multimillonarios como Elon Musk no dependen de un salario. En su lugar, usan sus acciones como garantía para pedir préstamos, lo que les permite vivir lujosamente mientras evitan pagar impuestos sobre ganancias de capital. Musk simplemente se asegura de que sus inversiones crezcan a una tasa superior a la de los intereses de sus préstamos, perpetuando un ciclo que financia su estilo de vida sin tocar su patrimonio.
Aunque podrían pagar propiedades en efectivo, los ricos suelen financiar sus adquisiciones inmobiliarias con préstamos. Esto les permite aprovechar ventajas fiscales como la depreciación, que reduce los impuestos sobre los ingresos generados por las propiedades. Por ejemplo, al alquilar un inmueble financiado mayormente con deuda, los propietarios pueden reportar pérdidas fiscales debido a la depreciación, mientras generan ganancias reales en efectivo.
La clave para los ricos es utilizar la deuda como una herramienta para expandir su patrimonio y generar ingresos, siempre con estrategias que minimicen los riesgos personales y maximicen los beneficios a largo plazo.
